Opening @’LEFTOVERS’ de Grazia Amendola 26 de Nov – 20:00h

“LEFTOVERS”

DE GRAZIA AMENDOLA

PROYECTO ESPECÍFICO DEL SITIO / RESIDENCIA DE ARTISTA

Está cordialmente invitado al finissage el sábado 26 de noviembre a las 20:00h

Una oportunidad para descubrir su proyecto artístico Leftovers una investigación realizada en conexión con los mercados de Barcelona, durante su residencia en el Centro Espronceda de Barcelona.

Invitada especial Veronica Isola, realizando una parte de «Shakespeare, la nodriza y su perro» inspirado en «Romeo y Julieta», realizato y escrito por Verónica Isola, dirigido por Monica Aybar y Verónica Isola.

Video de Veronica Isola

ENTRADA GRATUITA

LA INAUGURACIÓN FUE EL 18 DE NOVIEMBRE A LAS 19:30h
ESTUVO ABIERTO HASTA EL 26 DE NOVIEMBRE

LA APERTURA ERA DE MARTES A VIERNES DE 16H A 20H30 /

 SABADO DE 4 A 19 HORAS

El proyecto de Grazia Amendola se inspira en los mercados populares de Barcelona, en su particular estructura, los colores, la comida y los sonidos que los hacen vivos y dinámicos. Su investigación se centra en particular en el concepto de las sobras, como una metáfora y una reflexión socio-antropológica del valor de la comida y la reutilización de la misma, cuando resulta posible. Más allá del aspecto estético de la belleza del objeto, éstos, que se han presentado de forma cautivadora y perfumada durante el día, después de la hora de cierre se convierten en torres de mercancías sin valor, en sobras, en residuos, en basura. La artista quiere volver a convertir los montones de desechos y residuos de producción en una creación artística en forma de torres impresionantes y masivas, despojándolos de su naturaleza social y convirtiéndolos en una forma hipnótica con ciertos aires de sagrado.

Grazia Amendola quiere subrayar también la importancia de los mercados como un importante centro de la vida cotidiana y la cultura de un área, lugares que producen y reproducen las relaciones cotidianas entre las personas, los procesos de socialización en la activación de un mecanismo de automatismo antropológico. Su reflexión se refiere a la esencia de la comida perfecta, del «residuo», de la vida de los trabajadores en el mercado en relación con la poesía de José de Espronceda, en particular, en su poema «El mendigo». El espacio expositivo se convierte en una especie de traducción de los «restos» que se producen en el mercado, como una alegoría poética de la comida, contando una historia de la experiencia humana tras un puesto del mercado. El lugar en sí se convierte en el punto de partida para el desarrollo de la investigación artística. Este principio es uno de los aspectos principales de la obra de Grazia Amendola, que continuamente trata de relacionarse con el entorno de nacimiento y formación, destacando la relación existente entre el hombre y la naturaleza, en un equilibrio derivado del respeto mutuo y constante.

Sobre la artista

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“Leftover is a thing that remains after something is finished or ended”.
(Las sobras son lo que queda después de que algo ha terminado o se ha acabado)
Leftover es residuo, desperdicio, sobras que quedan una vez finalizada la comida o cuando el mercado está cerrado con sus puestos desmontados y sin actividad. Leftover es lo que queda, que lleva consigo la experiencia de un fragmento de tiempo. Grazia Amendola quiso encontrar Barcelona en sus mercados populares, hablando con los vendedores, observando como se dispone la fruta y la verdura para que sea lo más apetecible posible, como la configuración de estos lugares recuerda la geometría escuadrada de la planta de la ciudad. El mercado es el lugar del encuentro y del intercambio por excelencia, donde se cruzan diferencias y hábitos infraordinarios. El mercado como espacio social y de contratación, así como en su extensión económica, es el tema central del proyecto site-specific para el espacio Espronceda, en el que la artista realizó su período de residencia, que se presenta como una investigación abierta. Ruídos y voces grabadas entre los puestos entran en la exposición acompañando hacia la visión de una gran instalación fotográfica. La técnica engaña al espectador adoptando la forma de una amplia radiografía de fruta desechada, sin embargo provocando que la vista se detenga en la superficie, en la piel. Left#1 bajando desde arriba en vertical se apoya en el suelo de la primera sala, y permitiendo al espectador acercarse, deja que el cuerpo se refleje en la superficie opaca y reflectante, confundiendose con los objetos retratados. Desperdicios y elementos residuales habitan el espacio expositivo, rastros del mercado, en un tiempo suspendido ambiguo y parecido al de la venta que ha terminado o está a punto de empezar. En la amplia sala central, posicionados en los márgenes, conversan dos intervenciones escultóricas acomunadas por el material y la tensión vertical, mientras que el centro queda vacío para acoger los pasos del visitante. Left#2 es una arquitectura precaria de cajas de madera recuperadas, como si fueran dispuestas por los vendedores después de ser vaciadas o justo antes de ser usadas. Con su estructura en forma de torre, recuerda al apilamiento de embalajes y transportes de la gran distribución, referiéndose a la sobreproducción, una de las principales causas del desperdicio. Left#3 utiliza un material recuperado de una de las naves de Espronceda. Una tabla de madera para andamios dada vuelta y apoyada en la pared lleva inscrito un verso del poeta que dió origen al nombre del centro cultural.
Mío es el mundo como el aire libre. Otros trabajan porque coma yo.
La reflexión de la artista desde hace tiempo se ha concentrado en la comida y las economías relativas como forma de control social, sometidas a normas y reglas a menudo alejadas tanto del sentido común como del sentido del hambre. En el verso elegido se funden libertad, deseo y trabajo, abriendo así la reflexión sobre el control alimentario – desde las semillas hasta la gran distribución de alimentos – y sobre la gestión de la fuerza de trabajo, como formas de esclavitud contemporánea. Las intervenciones de Amendola interceptan y presentan los rastros de los gestos humanos que componen el mercado, en las cajas de madera retiradas, en los frutos descartados al final del día porque ya no son suficientemente bellos como para ser vendidos, en las manos de los trabajadores que la artista captura a través de los moldes de yeso en Left#4. El mercado es antes de todo un lugar de trabajo, de micro y macro economías, atravesado por los que han aprendido a ganarse las últimas frutas descontadas al cierre, por los que transportan y venden grandes encargos. Amendola desde hace años focaliza su trabajo artistíco en la relación entre cuerpos y formas biológicas, viendo al ser humano como parte de un ecosistema y poniendo el acento sobre sus acciones y visiones, a menudo inconscientes pero no sin efectos. También Left#5, la instalación colocada en el interior del cuarto más pequeño, hace referencia al gesto humano sobre el ambiente. Un cristal conecta los dos espacios, dejando a la vista sólo cúmulos de tierra sobre el suelo de un ambiente sobrecalentado. La variación térmica en el cuarto, además de provocar una experiencia extrañante en los que lo atraviesan, hace empañar el vidrio imposibilitando una visión definida. Un último espacio se abre encima de la sala central, desde donde la vista alcanza sólo en parte, ya que se le impide al espectador subir y acceder. Se entrevé un empapelado de colores que recubre las paredes: en Left#6 las geometrías de fruta y verdura repetidas crean un patrón decorativo, convirtiéndose en un aparente excentricidad estética, que recuerda visiblemente el estilo floreal local. Esta rebuscada ambigüedad abre la cuestión de si el artista puede actuar sobre los contextos sociales y los asuntos cruciales, como el desperdicio y el control alimentario mundial. Amendola deliberadamente vuelve a proponer una visión formal, que se detiene en la evidencia, con la intención de abrir un libre espacio a la reflexión, hacia la cual el primer paso es una atención necesaria y crítica, que requiere una obstinada voluntad de mirar mas allá de la disposición de los puestos del mercado o de las estanterías del supermercado. En estas obras la artista obstaculiza continuamente la visión y al mismo tiempo propone repetidamente unos elementos encontrados en su búsqueda. De este modo describe en parte la experiencia de imposibilidad que vivió durante su residencia cuando quiso acceder a los espacios del mercado dedicados a la basura. Permisos, formularios, trámites en línea parecen ser el camino obligado para tener la posibilidad de observar y comprender como se trata la basura de los mercados de Barcelona, sin éxito. El residuo orgánico se convierte entonces, casi irónicamente, en una materia de valor inestimable.
Giulia Crisci