el mar / la mer

 

 

EXPOSICIÓN DE LA ARTISTA NATHALIE REY
COMISARIADA POR OLGA SUREDA

Fecha de la Exhibición: del 26 de Noviembre al 5 de Diciembre 2020

Inauguración: el 26 de Noviembre de 18.00 a 21.00

RECONSTRUCCIÓN: 2 de Deciembre | 16.00 – 17.30 – Directa streaming a travès de el account Facebook de la artista, Youtube and Facebook de Espronceda

Visida guiada por el artista: el 3 de Diciembre de 18.00 a 19.00 y de 19.00 a 20.00

Horario de apertura galería: de martes hasta el domingo | 16.00 – 20.00

Es necesario reservar el tickets en Eventbrite por el opening, la visida guiada y por visitar la exhibiciòn:

https://www.eventbrite.es/e/entradas-el-mar-la-mer-130239615195

En el mar / la mer distintos temas recurrentes en la obra de Nathalie Rey – como el imaginario infantil, el naufragio
entendido como fracaso, la denuncia de la sociedad contemporánea de consumo o de las catástrofes medioambientales
causadas por el ser humano – se entrelazan bajo un claro hilo conductor: el mar.
En los trabajos de Rey, el mar (la mer) aparece poderoso pero sereno, bello pero peligroso, representando paz y calma y a
la vez albergando naufragios, batallas y desastres medioambientales. Nos da cobijo y nos alimenta, así como la madre (la
mère), refiriéndose a la madre con su hijo y a la madre tierra que nos nutre, nos cuida y nos protege.
De estos dos términos y sus simbolismos nace el título de la muestra: el mar y la mer, esta última escrita en alfabeto fonético
representa las dos palabras homófonas en francés con significados distintos (mar y madre). Rey crea, así, un juego visual
de palabras y recurre a lo que para ella simbolizan para hablar de la humanidad, de las guerras, de las catástrofes y, en
definitiva, de nuestra madre tierra a partir de su imaginario infantil y de objetos aparentemente inocentes.

Distintas obras que componen la exposición evocan los recuerdos de infancia de la artista en el pueblo de su abuela en Belle-
Île-en-Mer, una isla situada en la costa atlántica en el norte de Francia. De ello son ejemplo, de entre otras, las instalaciones

La danza de los ahogados y Tas no10, en las que la artista parte de objetos que encontró en la casa de su abuela, como
los chalecos salvavidas o los pingüinos-bolos, y de los recuerdos e historias que éstos albergan, para alzar la voz contra las
tragedias socio-ambientales.
Como es el caso de la historia que hay detrás de la instalación Tas no10 (2014), formada por una serie de pingüinos de
grandes dimensiones apilados (de ahí el título tas, que significa pila en francés). En ella, Rey toma como punto de partida
su experiencia personal cuando se topó con estos pingüinos coincidiendo con una circunstancia familiar trágica para crear
otra ramificación de su serie Tas (2013-2018), en la que la artista hace referencia a las fotos filtradas del campamento de
Abu Ghraib después de la invasión de Estados Unidos en Irak en las que se mostraba una pila de cuerpos desnudos de los
presos torturados por los funcionarios del campamento. Lo mismo ocurre con La Danza de los Ahogados (2020), en la que
varios chalecos salvavidas colgados del techo y pertenecientes al barco de su abuelo capitán de la marina hacen referencia

Fecha de la Exhibición: del 26 de Noviembre al 5 de Diciembre 2020

Inauguración: el 26 de Noviembre de 18.00 a 21.00
RECONSTRUCCIÓN: 2 de Deciembre | 16.00 – 17.30

Directa streaming a travès de el account Facebook de la artista, Youtube and Facebook de Espronceda
Visida guiada por el artista: el 3 de Diciembre de 18.00 a 19.00 y de 19.00 a 20.00
Horario de apertura galería: de martes hasta el domingo | 16.00 – 20.00

Es necesario reservar el tickets en Eventbrite por el opening, la visida guiada y por visitar la exhibiciòn:

https://www.eventbrite.es/e/entradas-el-mar-la-mer-130239615195
EXPOSICIÓN DE LA ARTISTA NATHALIE REY
COMISARIADA POR OLGA SUREDA

a los problemas actuales de la migración con el cierre de fronteras y el drama de las pateras, una clara alusión al mar en
cuanto a que éste cobija desgracias sociales, económicas y ecológicas.
Para Rey el mar también es reflejo de los efectos irreversibles del cambio climático y las consecuencias de las huellas
humanas sobre el medio ambiente por el consumo de plástico. Así lo cuenta en su proyecto Naufragio (2012-2020), que
nace tras leer la noticia de doce contenedores que cayeron al agua durante una tormenta en el Océano Pacífico, uno de los
cuales contenía miles de juguetes de baño infantiles que se quedaron flotando y contaminando el mar durante años. Aquí,
la artista, recrea parte de esta aventura con una instalación de patitos de goma en una playa del Maresme que plasma
en una serie de fotografías (Naufragio I, 2012). Nathalie Rey expone una variante (2019) de este proyecto compuesta por
centenares de estos patitos pero esta vez apilados dentro de una bañera a punto de desbordar, pudiéndose entender como
una metáfora del mar y de la sociedad de consumo con un guiño al mundo infantil, puro y despiadado a la vez.
Unos años más tarde, la artista vuelve a recrear un escenario parecido esta vez representando el naufragio de miles de
huevos Kinder Sorpresa de varios colores que invadieron la isla de Langeeog en la costa del mar Báltico, dando lugar a
Naufragio II (2017), una instalación compuesta por arenales metálicos llenos de arena rosa y cientos de huevos de gallina.
Aquí, Nathalie Rey refuerza el contraste entre lo natural y lo artificial, entre lo verdadero y lo falso, invirtiendo la arena de
la playa por la arena artificial rosa y los huevos de plástico por huevos de gallina biodegradables.
Con Naufragio III (2018-2020) Nathalie Rey inicia otro proceso activo de transformación en la naturaleza, esta vez no
basándose en hechos acontecidos como el naufragio de los patitos o de los huevos Kinder, sino creando su propia narrativa.
Rey contamina de manera simbólica distintos paisajes con el mismo material que denuncia: el plástico. La artista interviene,
pues, de manera voluntaria los distintos escenarios dispersando cientos de botes de plástico coloridos creando un paisaje
que atrae visualmente el ojo del espectador, pero que, al fin y al cabo, denuncia la crudeza de la realidad.
Las obras de esta serie que se muestran en la exposición ilustran intervenciones que se llevaron a cabo este año 2020,
algunas de las cuales fueron documentadas en fotografías e impresas en lonas de vinilo, como el caso de Cap de Grills en
la Costa del Garraf o Port Skeul en la isla de su abuela, y otras documentadas en video, como podemos ver en la acción
que tuvo lugar en Belle-Île-en-Mer, dando título al video (Belle-Île-en-Mer). Una acción que no solo consistía en dispersar
plástico sino también en recogerlo posteriormente, con la voluntad de despertar consciencia y dar ejemplo.
Cabe recalcar que esta última etapa del proyecto Naufragio ha tenido también un lado educativo y participativo en el que
la artista, con la intención de impulsar la cooperación y el pensamiento colectivo alrededor de aquello que denuncia con
sus obras, ha trabajado con distintos colectivos vinculados con el medioambiente y con grupos de niños en colaboración
con colegios realizando los “Taller d’Art”. Compartiendo sus inquietudes y su proceso creativo, Rey ha abierto un diálogo
entre su obra y el imaginario infantil para crear junto con ellos obras de arte a partir de residuos plásticos, tomando acción
y transmitiendo su mensaje.
En la actualidad, Nathalie Rey se encuentra trabajando en otras ramificaciones de su proceso artístico, como es el caso
de la obra Donnant 1 (2020), una impresión en blanco y negro en una caja de madera y metacrilato en la que la artista
interviene esta vez el medio fotográfico y no directamente en el paisaje. Clavando alfileres de color que nos remiten a
los botes de plástico en fotografías en blanco y negro, Rey refuerza también el contraste entre lo natural y lo artificial. O
también la serie fotográfica La Balsa de Santa Susanna de Vilamajor (2020), un proyecto que está desarrollando junto al
artista Enric Maurí y en el que vuelve a “contaminar” el paisaje, pero esta vez no con potes de plástico, sino con algunos
de sus objetos fetiches, como los patitos de goma o los peluches. Formada por cinco impresiones en color, tanto esta serie
como la obra de Donnant 1 remiten a lugares en los que la artista ha estado y que tienen un significado para ella.
En Plastic Sea (2019-2020), Nathalie Rey hace visible a través de sus mapas invertidos aquello que es invisible a nuestros
ojos: la cantidad masiva de residuos que se vierte en los océanos. En esta serie compuesta por veinte lienzos circulares (en
la muestra podemos ver cuatro de ellos: Plastic Europe, Plastic America, Plastic Asia y Plastic Africa), la artista cose a mano
miles de perlas coloridas de plástico que simbolizan el gran vertedero de plástico en océanos, mares y lagos. Una acción
meditativa que requiere paciencia y precisión y que, con ella, Rey denuncia un problema global.
Como también ocurre en Noticias 2, una serie formada por nueve imágenes en blanco y negro que la artista toma de
recortes de prensa e interviene de forma sutil y casi desapercibida, aludiendo a la manipulación y falsificación de los mass
media y a la sociedad de consumo de la que habla Jean Baudrillard . En esta obra, como en el resto, Rey altera los relatos
que provienen de historias e imágenes que cuentan tragedias causadas por el ser humano (como el Holocausto nazi o las
bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, entre otras) para transitar entre lo falso y lo real, entre lo natural y lo artificial,
entre lo hermoso y lo terrible y entre la inocencia y la crueldad.
Un juego de dualidades en el que Nathalie Rey navega para relatar su propia historia de la humanidad desde lo personal
y reivindicar el colectivismo por encima del egoísmo y el individualismo, ya que, con intención y acción, todos podríamos
convertir algo destructivo en algo constructivo reciclando o reutilizando aquello que contaminamos.
En el mar / la mer, pues, el mar se convierte en un leitmotiv trágico-dulce, como lo es el paso de la niñez a la adultez, o
la historia de la humanidad, con sus avances y a la vez sus desgracias. Nathalie Rey, una artista consciente de la época en
la que vive, plantea, pues, nuevos caminos de transformación que nos invitan a concebir el mundo desde la empatía y la
conciencia.

Olga Sureda


 

 

 

 

 

 

 

RECONSTRUCCIÓN

Proyecto comisariado por Sara Catalán Colorio
Director del documental: José Luis Tercero
“Reconstrucción” es un proyecto híbrido de producción y exposición (y al final ni una cosa ni la otra) de la obra “Composición
con restos de peluches IV (celda)” que consiste en su versión completa en un espacio circular de aproximadamente 5,5 m
de diámetro (interior) delimitado por 12 telas en las que están cosidas pequeñas piezas de tela multicolor provenientes del
desmembramiento de cientos de peluches.
El término “reconstrucción” se refiere a tres aspectos distintos del proyecto.
El primero, anterior al proyecto en sí, corresponde al trabajo de manipulación de los peluches, que consiste en un ciclo de
deconstrucción y reconstrucción, en el que los peluches están completamente descosidos y despojados de sus atributos no
textiles, luego cosidos nuevamente según diferentes configuraciones.
Asimismo, el proceso de reconstrucción se da en la fase de fabricación y montaje de la estructura celular. Aquí se mezclan
varias consideraciones. “Composición con restos de peluches IV” es un proyecto ambicioso económicamente y en términos
de espacio. Por lo que se podría cuestionar su pertinencia dadas las circunstancias actuales de crisis pos-coronavirus. De
hecho, lanzo este proyecto con espíritu de contradicción y provocación. Mi intención es construir la obra poco a poco, según
mis posibilidades así como las condiciones (espacio, duración de la intervención, convivencia con otras actividades, etc.)
que me ofrecerán los sitios dispuestos a acoger el proyecto. Idealmente, me gustaría trabajar con 5 o 6 galerías durante
un período de diez meses, a partir de septiembre de 2020, y exponer la obra acabada en la galería Alalimón con la que
colaboro principalmente en Barcelona. Con cada cambio de ubicación, la obra se volverá a construir desde cero, un poco
más grande que la vez anterior, y se desmontará nuevamente. Por lo tanto, no se trata de una exposición (aparte de la fase
final), sino de un work in progress que pretende ser una metáfora de los tiempos difíciles que esperan a los artistas, galerías,
instituciones culturales y la sociedad en general después del trauma de la pandemia; porque tendremos que reconstruirnos,
reinventar una forma de seguir existiendo.
Y así es como llego al tercer aspecto del proyecto que radica en la particularidad de su difusión. Ya que la nueva consigna
es el distanciamiento social, debemos repensar las actividades que involucran las viejas costumbres de agrupación de
personas y, en lo que a nosotros respecta, la forma de visitar las exposiciones y celebrar sus aperturas.

Propongo una exposición que no lo es, sin inauguración y posiblemente sin público, en la que el proceso de fabricación
sería visible, por un lado, en streaming desde las distintas galerías y, por otro lado, documentado en forma de video, que
en consecuencia se convertiría en un aspecto en toda regla de la obra y se expondría conjuntamente con la celda, una vez
se complete el proceso de reconstrucción.